Esta noche he vuelto a sentir realmente mucho miedo, cada vez se hace más fuerte y me aprisiona tanto que mi respiración se corta y parezco ahogarme en mi propio llanto.
La gente dice que he cambiado y yo me siento igual, al contrario siento que la gente es la que ha cambiado, viven cambiando. Un día te aman, al otro te odian, un día te aceptan, al otro te rechazan, un día te besan, al otro te traicionan, un día están y al otro se van.
Siempre he sido el mismo, yo y mis pensamientos, mis sentimientos, mis actos, mis decisiones, dudas y certezas. Todo es igual en mí, nada ha cambiado.
Sin embargo tengo una sensación extraña esta noche; siento que ya no soy yo, que hoy he dejado de existir y de creer en el futuro, en un futuro mejor. Es como si no hubiera futuro, como si en su lugar hubiera un gran abismo en el que caeré cada mañana al despertar.
Aunque pida fortaleza, aunque intente tener voluntad, aunque sea feliz por momentos, siempre llegan fantasmas, recuerdos, realidades y contextos que hacen cambiar mi ánimo tan repentinamente que no comprendo de sentidos ni mucho menos estas realidades tan cambiantes.
No obstante, mi realidad sigue intacta, todo en mí está intacto. A veces pienso tantas cosas raras y digo cosas raras que después ya no sé cómo explicar, pero mi esencia no va a cambiar.
Quizás mañana no me dé miedo despertar y pararme frente al abismo. Tal vez construya un puente o intente volar para llegar al otro lado. Sólo tengo que tomar el impulso necesario para respirar hondo, mirar hacia adelante, seguir sonriendo y vivir, simplemente eso, sin pensar, sólo sintiendo... Con el corazón.