domingo, 24 de octubre de 2010

LA CONDUCTA DEL SILENCIO COMO UNA FORMA DE COMUNICACIÓN

“Dicen que el silencio lo vuelve a uno loco. Lo que vuelve a uno loco es el ruido”.
Manuel Mejía Vallejo.

Tal vez muchas personas creen que el silencio es una ausencia de la comunicación, es un no transmitir nada, es en sí nada. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE) se entiende como silencio la abstención de hablar, una ausencia de ruido; pero nunca se ha mencionado que en el silencio exista una ausencia de comunicación.

Desde la comunicación el silencio hace parte del sistema no verbal, y desde la psicología se hace referencia al silencio como una conducta generalmente inconsciente que expresa algo.


El psiquiatra y uno de los teóricos de la comunicación Paul Watzlawick decía: “es imposible no comportarse, por lo tanto es imposible no comunicar”. De ahí la premisa de que el silencio es una conducta de comportamiento y por lo tanto también comunica.


De igual modo el silencio es considerado un signo porque cumple con todas las características para serlo: puede hacer alusión o representación de una cosa (algo) y por lo tanto siempre significa.


¿Pero qué comunica y cómo se debe interpretar? Son los interrogantes que el ser humano se ha planteado a lo largo de la historia partiendo desde la cultura, la etnografía y el pensamiento humano. El sociólogo francés Patrick Tacussel define el silencio como “formas de experiencia de lo indecible”; es decir, hay contextos en los cuales el ser humano no puede decir ciertas cosas y el silencio es una manera de ocultar lo decible y según la intención y el efecto causado, el silencio comunicará o no algo y de igual forma será o no interpretado. Recordemos que existen pues intenciones conscientes e inconscientes, por lo tanto, siempre hay una intención y toda intención produce un efecto.


Antes de hablar de silencio intencional y no intencional hay que hacer una aclaración entre lo que es habla y lo que es ruido: habla es la facultad y acción de hablar; mientras que el ruido se define como un sonido inarticulado y confuso. Siendo así, el lingüista Dennis Kurzon afirma que “el silencio intencional contrasta con el habla mientras que el silencio no intencional contrasta con el ruido”.


En otras palabras, lo que Kurzon quiere decir es que cuando hay un silencio intencional se es consciente de la ruptura que existe entre el emisor y su capacidad de habla; mientras que cuando existe un silencio no intencional el que está transmitiendo el mensaje no es consciente de ese silencio generando así un ruido en la comunicación y por tanto una incapacidad de interpretación acertada por parte del receptor.


A veces el silencio puede tomar un significado verbal y otras veces simplemente significa algo no necesariamente relacionado con el habla. Por ejemplo el silencio que guardamos en la iglesia o en el salón de clases es por respeto hacia el sacerdote o profesor; mientras que los silencios que van acompañados de algún gesto en una conversación tienden a significar algo que se puede traducir en palabras.


Existe una diferencia entre los silencios ocurridos en el proceso de comunicación y los silencios ocasionados por trastornos de tipo psicológico como el autismo que se define como un trastorno del desarrollo que impide obviamente la interacción social.


¿Es el silencio un mensaje? Es la pregunta que me ha surgido y me atrevo a decir con certeza que sí ya que dentro de algunos silencios hay una intención, hay un gesto, movimiento, o simplemente un pensamiento y por lo tanto comunica; lo que quiere decir que en ocasiones puede considerarse un mensaje.


Esta teoría del silencio como mensaje se puede sustentar con lo dicho por el italiano Ricci Bitti: “todo comportamiento humano en un contexto interactivo es siempre un comportamiento significativo”.


¿Es capaz el receptor de captar e interpretar el silencio producido por el emisor? Generalmente no, ya que desde la lingüística ni siquiera se ha pensado al silencio como manera de comunicación; por lo tanto algunas personas no poseen la capacidad de interpretar silencios porque consideran simplemente que allí donde se produce una ausencia del habla no hay nada.


El silencio no debe ser estudiado a parte de la comunicación ni mucho menos desligarlo de la comunicación verbal ya que como se menciona antes generalmente cuando se produce un silencio en medio de una interacción entre personas hay una intención que según el contexto en el que se desarrolla podrá comunicar o no algo.


Desde el psicoanálisis el silencio es considerado como una “pre formulación gestual de lo verbal”; es decir, el ser humano antes de verbalizar expresa de manera no verbal (Silencios y gestos) inconsciente lo que dirá posteriormente con palabras.


Tomado entonces desde las perspectivas que sean, el silencio tiende a ser visto como una manera de acompañamiento del discurso verbal que en la mayoría de ocasiones transmite un mensaje igual que cuando se utilizan las palabras.


Para concluir es necesario dejar claro que la conducta del silencio siempre está latente en la medida en que nos comunicamos; y que así estemos o no interactuando en una conversación, desde nuestro silencio transmitimos un mensaje, una información.


El silencio es una conducta cotidiana que permite expresar en muchas ocasiones de manera más fácil lo que sería difícil expresar con palabras.


Y finalmente el silencio es comunicación (proceso de transmisión de ideas que tienen un significado común para dos o más personas) porque bien estructurado y utilizado en el momento oportuno puede ser más contundente y acertado que la palabra misma.


Aprenderemos entonces a comprender e interpretar el silencio en la medida en que asimilemos la conducta humana no de manera aislada sino como un conjunto de comportamientos que estudiados de manera interdisciplinaria nos llevarán a encontrar el verdadero sentido que tiene la interacción entre humanos conocida como comunicación.




“El silencio es, después de la palabra, el segundo poder del mundo”.
Fray Enrique Domingo Lacordaire.

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