domingo, 22 de mayo de 2011

LOS HUMANOS

He decidido marcharme, silenciar mi boca, callar mis pasos, abandonar mi cuerpo, dejarlo todo.

Estoy cansado, cansado de la hipocresía, de la soledad, de la indiferencia, del dolor, de la ingratitud, de la ignorancia, de las lágrimas, hasta de amar y no sé si odiar.

Me marcho, no porque quiera, sino porque la situación lo requiere. Mi presencia ahora es insoportable, mi aire se acaba, mi tiempo se acaba, mis ganas se acaban, mi amor se acaba, mi entrega se acaba, mi paciencia se acaba, mi sueño se acaba, mi vida… mi pobre vida también se acaba.

He atendido al llamado de un viaje, uno de no regreso, un viaje en el que me perderé de todo y de todos, hasta de mí mismo porque ahora que me encontré inmerso en esta inmensa frustración y soledad quiero escapar. Sinceramente tengo miedo, miedo de la gente, de la vida, de este mundo, de ti y de mí, más de mí que de ti.

Las lágrimas que derramo y que nadie más que yo ve y siente son símbolo de mi cansancio y asco por el ser humano, ese ser despreciable que hiere, ignora, asesina toda clase de sentimientos capaces de sublimar la sencillez y humildad de una entrega humana sin medida.

Dicen ser humanos cuando la verdad no son sino seres egoístas, inmersos en sus propios deseos, impulsos, instintos, intereses. Nunca piensan, actúan, se dan por otros, sólo por ellos, nadie más que ellos. Así son los humanos, artefactos sin sentimientos, armas de destrucción, máquinas de producción…

A donde voy espero no encontrarme con humanos, o al menos no con esa clase de humanos. Quiero escapar a un lugar donde sienta que no existe daño alguno, donde la gente reconozca mi voz, sin reprocharla; donde acepten mis sentimientos, mi entrega incondicional, mis palabras sin pretender cambiarlas; un lugar donde me sientan, escuchen, quieran, entreguen todo de sí para así sentirme bien.

Y es que me cansé de sentirme mal, me cansé de hacer cosas por ustedes los humanos, me cansé de estar en su tierra humanos, me cansé de amarlos a ustedes los humanos, me cansé de vivir por ustedes los humanos.

Ustedes, humanos, me han enseñado a ser egoísta, a luchar sólo por mis intereses, a odiar desde lo más profundo de mi ser, a derramar lágrimas de dolor, a sufrir como nadie, a herir. Gracias a ustedes, humanos, he transformado mi esencia para dejar de ser quien he sido para convertirme ahora en su producto; soy su masa, su molde, su reo, pero nunca su cómplice malditos humanos.

Luchen por lo suyo que yo me cansé de luchar por lo mío que en realidad era de ustedes. Yo me daba a ustedes, humanos, sin medidas ni reproches, con el más profundo amor, con la más humilde entrega, con la más sencilla esperanza de sentir aprecio, amor, compañía, entrega; es decir, lo mismo que daba yo.

Me voy humanos, aunque no podré alejarme del todo de ustedes porque a mi pesar también soy humano, medio humano, humanoide. En esencia seguiré siendo humano, pero no por mucho tiempo, sino hasta cuando mi cuerpo decida dejar de serlo.

Cuando llegue a mi nueva tierra dejaré de ser humano. Ya casi llego aunque sigo siendo humano, medio humano, humanoide. Pero no seré humano por mucho tiempo, pronto dejaré de ser humano, pronto dejaré de ser como ustedes, pronto… muy pronto.

Hasta nunca maestros del odio, la hipocresía y el egoísmo. Hasta nunca humanos de mierda.

lunes, 16 de mayo de 2011

SUEÑOS

Es una tarde silenciosa, seca, larga, angustiosa. Cómo se puede pasar de la felicidad a la tristeza en unos cuantos minutos, por pensar cosas en las que no debo pensar, por comerme el cerebro con tormentos, recuerdos, posibilidades, pesadillas… pesadillas.

Hoy noto un cambio extraño en el mundo, en la gente, o quizás en mí que de tanto amar me hago daño, me frustro, me agobio, me canso.

El remolino que forman las nubes me hace imaginar el remolino de mi mente golpeada por fantasmas y anhelos imposibles. El sol se pone en el ocaso y mi mente se funde de tanto pensar.

Me hablan y no logro diferenciar entre balbuceos y reclamos, entre un individuo y otro, entre lo importante y lo insignificante, entre lo real y lo imaginario, entre lo bueno y lo malo, entre mi ser y mi alma…

Resuelvo entonces cerrar los ojos, no pensar más y simplemente imaginarte frente a mí, sonriendo, acariciándome, queriéndome. Soy feliz así, aunque sea sólo una jugarreta de mi imaginación que vuela tan alto que se cree todas las fantasías y es por eso que creo tu amor real, tu presencia vívida y tus caricias cerca…

Quisiera no abrir los ojos, no volver a la realidad y así seguir feliz, en mis fantasías, en ti, en mis sentimientos, en ti, en mis anhelos, en ti, en mi vida, contigo… En sueños, sueños.