sábado, 20 de noviembre de 2010

ADIOS NUEVO VIEJO AMOR

Hoy soy simplemente una basura, una escoria, una mentira, nada...

No hay excusas para lo que hice, ni mucho menos razones para haberte mentido, para haber matado a quien amaba. Al fin y al cabo son palabras que no entenderás y yo no sé explicar; pero si supieras lo que siento en el pecho que me aprieta y no me deja respirar, en mis ojos que más que lágrimas derraman sangre, en mi mente mareada, aturdida, confundida por mis actos, esos crueles que hasta yo desconozco.

En ocasiones el ser humano no puede explicar ciertas actitudes o comportamientos; es más, ni siquiera sabe por qué lo hace. Pero te puedo asegurar que lo que hice nunca fue con la intención de herirte o engañarte, sino por vergüenza de mi pasado, de mi historia, de mí mismo...

Sé que nunca perdonarás mi traición y por eso has tomado la decisión de marcharte y no tengo armas ni argumentos para detenerte porque mi vil mentira fue el cuchillo que atravesó tu ser y tardará en cicatrizar, o en sanar si es que eso ocurre.

Antes de irme yo también te puedo jurar algo y es que todo lo que te dije: te quiero, te amo, has sido lo mejor en mi vida... todo eso fue verdad, fue sincero; y a parte de tu perdón te quiero pedir que me recuerdes no diciéndote mentiras, sino amándote, besándote, compartiendo contigo momentos que jamás había disfrutado con nadie. Por eso, por el cariño que te profesé te puedo jurar también que asesinaré a todos los fantasmas de mi pasado, mataré todo aquello que me hizo mal, arrancaré de mí todos los recuerdos que no me dejan vivir en paz, que me avergüenzan y hacen que mienta.

Antes de irme haré cualquier cosa para que entiendas que mi amor fue sincero y que lo que planeamos ser tambien lo fue. Antes de irme diré la verdad, haré justicia y lograré de una vez por todas tu amor o tu desprecio, pero nunca tu indiferencia.

Adios amor, me voy lejos, muy lejos. Me voy a un lugar donde la mentira es castigada de la manera más cruel, donde una traición es cobrada cien veces y donde el corazón se quema, la mente hace corto, los ojos y la boca se cierran, los oídos dejan de escuchar y los pies de caminar. Si regreso es gracias a tu perdón, si me pierdo será debido a tu olvido, mas hoy te pido que no me olvides, que me recuerdes para mantenerme vivo, al menos en ti porque en mí no hay nada que merezca estar vivo, no cuando hace daño a lo que amo.

Adios amor, me voy, adios amor, adios...

miércoles, 3 de noviembre de 2010

CLARIVIDENCIAS DE UN FINAL AMARGO

El dolor no se va. Hay un viaje al universo, vuelo y vuelo, me voy, no puedo parar. Mi cabeza no está; mi mente no piensa, mis ojos no ven. Mi boca sin hablar, mis manos sin tocar, mis pies sin caminar y ultimamente me olvido de respirar.

La confusión es tan grande que me impide recordar, que me impide ir más allá. Ahora que miro despacio, detalladamente, he sabido que nunca ha ocurrido nada, que el pasado ha sido oscuro, el presente un remolino y el futuro un abismo.

El frío congela hasta lo más insensible de mí. La llama, la débil llama se ha apagado con el viento, con la lluvia; y mi alma se ha marchado a lo más profundo del fango.

Incapaz de sentir, ahora sólo veo tinieblas, gente oscura, actos oscuros, vidas oscuras.

No hay luz en este mundo, una que me guíe y tampoco hay oscuridades que me sigan. Es un mundo polarizado, siniestrado; ni con la claridad del día deja de ser oscuro.

Y que más da si nadie cree en lo que veo, en lo que sueño, en lo que soy. Tantas advertencias que pasaron por alto, tantos momentos que dejaron olvidar, tantas realidades que se cumplieron.

Frustración es la palabra, desesperanza es el sentimiento, dormir es el anhelo, no despertar es el sueño, sueño es la solución.

Duermo, duermo y duermo despierto, pero duermo. Sin embargo pienso en el fin tan absurdo que tendremos, en la oportunidad perdida, en la pesadilla cumplida, en la enfermedad que pronto te llegará.

Dios te guarde a ti y a mí que me lleve un ángel, alto, bien alto para después dejarme caer y sentir o simplemente morir.

MEMORIAS SILENCIOSAS EN UNA NOCHE SOLA

Ya no sé qué hacer. No quiero seguir durmiendo para escapar de todo esto; ya ni en sueños puedo descansar.

Siento algo en el pecho tan profundo que parece quemarme. Ahora todo me queda grande; volvió a mí el miedo de antes y de verdad no puedo más. Hasta la vida misma me queda grande.

La soledad me inspira miedo, me inspira angustia; me produce una tristeza tan honda que casi ni me deja respirar.

Ya no quiero vivir con fantasmas en mi casa ni en mi mente, ya no quiero vivir mirando paredes ni escribiendo en papeles, ya no quiero vivir solo ni esperando nada ni a nadie.

Si tan sólo Dios apurara el tiempo en mí, si cayera en cuenta de que aquí ya no hay nada que pueda hacer, que ni siquiera lo quiero hacer, no solo, no otra vez.

Me arrepiento tanto, de todo, de lo malo que hice, de todo lo que he hecho. Y siento una culpa, una inmensa; no la quiero cargar.

Ya no sé qué es vivir, ya no concibo la vida, no comprendo el mundo, ni su gente, ni yo mismo. No comprendo el sentido, si es que lo tiene, de seguir aquí sintiéndome tan solo, tan triste, tan vacío, tan frustrado, tan temeroso, sobre todo temeroso. Tiemblo de miedo.

Sí, me cansé de luchar, de hablar con la soledad, de escribir, de respirar, de dormir, de reír, de llorar... de vivir.

No volver a pronunciar palabras sería lo ideal; así nadie saldría herido, así nadie se alejaría; aunque igual lo hacen hable o no hable.

Mi condena es estar solo, pero no puedo más. Quiero ser libre, sentirme libre; vivir de una vez o morir, pero nunca solo, nunca más solo.